ÉRASE UNA VEZ EN UN BAR…

EL NUEVO BARMAN


 Quién miente más,
comienza así el bolero,
el vidrio que se asume como rey
cuando tiene frente a si al cristal,
o lo hace desprovista de vergüenza
la luz que como espejo fiel refleja
lo que por ese cable llega,
que unos llaman fuerza
y otros solamente
denominan
electricidad...
Quién miente,
más le pregunté
al nuevo barman que nada conversa,
quizá precise de un amigo nuevo
en este sitio extraño todavía,
él sirve bien, lo hace con holgura,
pero no habla casi no sonríe,
y en este bar la gente viene a hallar
lo que no tiene en la calle o en la casa,
por eso le pregunto a esta hora
quien es más feo, quien es más pendejo,
quien encerró a Mónica Lewinsky
mientras se la chupaba con susto y premura
a ese presidente recordado por su cabello claro,
o que le dijo Eneas a Benitín
cuando se divorció Popeye,
en todo caso el nuevo si me mira
pero con un difícil y anodino,
gesto guardado que a nada corresponde
ni el nombre dice cuando le llamo Alfio,
nada de nada, el sólo gesto púber,
que enmarca ojos con las alzadas cejas,
y yo terciando como si tal promesa
fuera a cumplirse no más en diez minutos,
en eso llega mi amigo de tres días
que me ha buscado para dejar de serlo,
y al verme en pie luchando con el hombre,
para que hable, para que reaccione,
para que diga siquiera por lo menos
el nombre o chapa por el cual es conocido,
me toca el hombro, me mira serio,
luego sonríe, no se lo que se trae,
el barman mira que estamos conversando,
mi amigo pide la palabra hablando,
“Mira María, me dice suavemente,
el hombre es bueno sirviendo las bebidas,
son los meseros los que saben el secreto,
que él no habla porque nada oye,
le escriben todo del uno hasta el veinte,
con cada trago un número le ponen…
Miro que todo funciona como él dice,
y siento pena de mi,
acaso torpe pero un poco aventajada,
saco un papel y escribo
“Soy María, disculpa tanta loca bobería,
yo no sabía que te tocaba solo”
y se la entrego…
Él lee eso y se sonríe luego
sus bellos dientes me brillan en los ojos,
es un Adonis que habla de otra forma,
que sirve tragos y casi nunca miente,
porque puede leer la historia en el papel
y acaso tenga virtudes escondidas,
le miro bien y ahora él replica,
dentro en sus ojos hay una vocecilla,
que creo oír fecunda, suavemente,
diciendo que de veras me comprende,
y yo le escribo mi nombre y mi teléfono,
y se lo dejo en la mano que me atiende,
para que abra la boca y me sonría
con esos dientes que brillan como focos
y que no son de mentiras…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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Comentarios

  1. ay poeta, cada día más sorprendente, eres hoy hembra exigente frente a otra realidad expuesta, el que no habla no miente y si no escucha, entonces ya de mentiras nada sabe.., habrá en los ojos de María franqueza suficiente para que le cuente el barman con sonrisas lo que calla su garganta deficiente, es portentoso todo cuanto sale de tu mano, increíble, hipotecaría cuanto soy por estar en tu cerebro... enhorabuena!!!

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  2. ¡Soberbio,nada digo solo lo siento y lo digiero,eres un ser extraordinario,gracias por permitirme entrar en tu morada poeta y descubrir día a día tus mas preciados tesoros.

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