EL VISITANTE... / Poesía de José Ignacio Restrepo

AZULEJO




Y como lamedores de miel, 
que por amor se han vuelto cautivos 
y por vigor solitario ya son libres, 
vengo y lamo de tu amarga tristeza, 
ventana abierta de proverbiales perfecciones, 
como frío de tundra, 
como dolor 
que orada hasta los huesos 
su energía perenne...

Hasta me haces leer
entre mis ecos, 
que son recuerdos ya, 
elementales voces del ayer 
que quedaron varadas en mi piel, 
como barcos sin dueño...
Perfecta estampa, 
tu voz en alcanfor
la prisa de las manos allí hilando
la rueca de tu voz haciendo ropas, 
lloradas por amor, por malestares, 
por no poder tener 
otra gota de llanto entre tus mares,
y tras verterlas amablemente todas,
sin angustia ni farsa desde el alma,
como salen perfectas e incoloras,
otro mar cerca al dorso de tus manos,
en la mesa de hacer escritos laicos
y enfrentarse con dios...

Quedó solidario ese gran charco,
del tamaño de un cuaderno de crío,
que sirvió al amanecer mientras dormías
para que un alado y cauto volador,
que venía de lejos ya cansado,
tomará ávidamente
con su sed,
un poco de ese llanto derramado
y volara de nuevo, 
sintiéndose mejor
hacia lo lejos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright©

Comentarios

  1. Reflejo de amor perdido, de esos que duelen sin remedio. Charcos que se abren en tierra firme sin saber bien cómo ni cúando. Todos hemos tenido alguna vez una experiencia amarga similar, así que el poema se hace arquetipo de almas solitarias que esperan una imposible marcha atrás o un amor gemelo al que ya se fue, imposible sueño. Verso blanco con adecuada musicalidad en un andante que resuena quedo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aunque no sea marca en soledad, estas letras acosan el asombro, porque sabemos tan poco de la vida, aunque pensamos lo sabemos todo...Delicada la mano que te guía y suave el sendero que la siente, tu palabra es un gajo de viento, amigo...Gracias por tu visita Fernando, abrazos..

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares