DE LÁGRIMAS Y ARENA / Poesía de José Ignacio Restrepo


CARTA DE TOMÁS
(forastero del mundo asilado cerca a Tánger)


Dicen que estamos hechos de lo mismo,
de invaluable arena, sol y litio,
que somos los únicos capaces
de heredar y poblar lo que no es nuestro,
rezagos de pirita y alquitrán
marcan de igual manera nuestras manos,
y las uñas no crecen pues partidas,
sirven de hacha para herir la duna,
la rabia, el falso juicio y las corazas...
Cubierto por el mítico albornoz,
y envuelto por completo pese al sol
en mi túnica de blanco cañamazo,
el árabe que no soy lleva aún intacto
el árido trabajo de aquietar
esos mansos espíritus hoy rabiosos,
desde  este nuevo púlpito sin templo
alabanzas recreo junto a otros,
y alimento el ánimo en los rostros,
que sufren cada que llega al fin la noche
de ese padecimiento tan humano
que se llama aquí y allá
solo cansancio...
Te llamo desde adentro mi Señor,
te pido protección todos los días
y esta fe sin papeles y amarilla
gesta actos sencillos e indulgentes,
presento mis papeles al Gerente,
al que todo lo puede y lo perdona,
y oro sin el manual cerca al aroma
que brota de serenos incensarios,
porqué hay guerra, pregunto,
y el silencio,
parece responderme desde antes
que haga la pregunta sin querella,
son solo enseñanzas mal donadas,
el ayer de los siglos, de los actos,
genuinamente humanos, repetidos...
los otros que me miran mientras rezo
ven mi probidad de hombre sencillo
 sin cambiar por error el facial gesto,
que parece haber salido de un hospicio,
humano,
solo humano,
y no importa
si he nacido en este sitio ahora mismo,
tengo sobre mi espalda el gran suplicio
de entender hasta el revés la humana historia,
y por eso maldigo cuando rezo,
que tanta sangre ha sido derramada,
los ríos, las llanuras, las cañadas,
los nombres de segundo bautizo,
dan ganas de llorar cuando recuerdo
a qué fuimos llamados a la tierra,
que somos primos hermanos de la arcilla
pero también del hierro y de la luz,
tenemos pedernal en las pestañas
y yo puedo hoy casi asegurar,
que en todos los lugares de la tierra
soñamos con la paz no con la guerra...
dejo mi cara,
quieta sobre el libro,
no es el de mi padre pero habla,
lo veo transcurrir en mis recuerdos
cristiano hasta la médula regente,
hoy vivo tan lejano de mi madre,
soy maestro de niños en Marruecos,
y no tengo futuro o porvenir
que no sea en el blanco de sus ojos,
que parecen tan nuevos cada día
como cuando lavé toda mi piel
en la pila de mármol del bautizo
más temprano sin habla,
algo remiso,
llorando por haber llegado al mundo,
con hilos nacarados
todavía,
heredero del cielo y ya arrojado,
a la tierra que nace cada día
en el bello desierto
de los otros...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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Comentarios

  1. Excelencia de continente y contenido, atravesando fronteras en territorios de arena y alma desde la que se alza una oración.... Gracias José Ignacio por cuidar de todos con tus bellos versos...

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    1. De la zambra donde se ahogan muchos hombres, y de sus lagos vacíos donde ahogan sus angostas filosofías de comedia, brotan gritos de niños que aún no nacen exigiendo de nosotros cambios nuevos. Halla la poesía tema superior y empodera a cualquiera que lo hable, como Tomás, un forastero como dice, que recuerda quién es y su lugar, cerca a Tánger, joya de Marruecos...Gracias por tu visita, bella como siempre, querida Isabel.

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  2. Hola, había hecho un comentario mas grande, pero me equivoque, gran disculpa. Solo te doy las gracias por permitirme
    seguir leyéndote y deleitándome con tu talento.
    Gracias y que el éxito te acompañe...

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    1. Tengo muy mal genio y suelo guardarme dolores reales o inventados...después me parto, escribo, me arrepiento...ya estoy arrepentido, soy humano, actúo de corazón sin fundamento...estoy castigado en una de mis cuentas...mañana, seguramente te bajo del limbo, donde yo mismo deseo haber estado y otras personas me han puesto en el pasado...mañana, hoy estoy cansado...gracias por venir Elba, siempre agradezco esos razgos de humildad, bendigo la humanidad allí donde la vea...gracias...

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