ANIMALES PARA LA TARDE Y LA NOCHE / Poesía de José Ignacio Restrepo




DE SARA


Decía
como noche de otoño en fin de abril,
salió para la calle el pensionado
con su barbijo caro y su sombrero
de fieltro avejentado pero limpio...
Con un silbido bajo, sibilante,
que recorrió sin prisas el zaguán
llamó a la contertulia de sus horas,
la adulta pero hermosa iguana verde
que lo acompaña a veces cuando sale,
porque se cree perro de los finos
desde que paró acá sus cuatro patas,
hace un año
o acaso un poco más...

Ella sale tras él sin prisa alguna,
galante y deseosa mira afuera,
el verano que a todo pone brillo
a ella le coloca un tibio esmalte,
que hace que camine por la sombra,
mientras la gente que sabe y los conoce
sonríe ante la impávida pareja,
con rumbo hacia el mercado
como siempre,
a comprar verdolaga y batatilla,
para hacerle el almuerzo.

Leonidas oye el freno de un campero
y mira para atrás preocupado,
Sara para un momento y luego sigue,
y ante el silbido de él
apura el paso...

Al regreso
con los frutos de la tierra
Sarita ya presenta algún desgano,
él la toma del suelo como lo hacen
aquellos que levantan a sus perros,
cuando el camino es largo
y sus paticas
presentan signos reales de cansancio...

Al llegar abre la puerta
y ella entra
serena porque es tierra conocida,
el zaguán se hace corto ante el deseo
de refrescar su cuerpo en la pileta
del interno jardín...
Leonidas del sombrero se deshace
y sonríe ante el cuadro de su esposa,
moradora del cielo ya hace tanto,
y luego llega raudo a la cocina
para hacer el almuerzo,
mientras Sara, la iguana,
le dedica
una mirada larga en el cojín
donde siempre dormita.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
con Copyright.

Comentarios

  1. Saludos José Ignacio, me ha encantado la historia de Sara, toda una mascota privilegiada con el amor y respeto que merecen los animales. Además es linda. Que pases un buen verano.
    Abrazo

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