LA LABOR DEL VIDENTE / Poesía de José Ignacio Restrepo



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Poseidón lo abate y suelta sales
por los ojos que no ven lo que otros,
en sus lágrimas va un secreto infante
que alimenta labores y  decoros,
nadie por más que de cerca lo conozca,
sabe lo que es tallar figuras, voces,
que no se vean bien y en nada se oigan,
pero que narren cuentos de colores
que lo acercan sin miedo hacia la gloria,
en sutiles presencias que lo ven
como dueño de todas...

Como esos que por horas le miran
en una mesa con su paño verde,
hablando silencioso cuerpo adentro
 ideando azulejos y guirnaldas,
o empujando solo su pereza,
largamente educada para creer,
marcho con celofanes en mis ojos
envolviendo estrategias de cristal,
que no desdeñan brillos ni quinielas
donde puedan sus fuerzas apostar,
sin moverse un centímetro del sitio,
donde sueña sus viajes por hacer,
todos ellos empresas de sus letras,
las ya vertidas y aquellas por latir...

Amor a esta dinámica odisea
que pone el pie y se alza con sus alas,
el esfuerzo por darse prende en fe
esa vieja misión de inventar cosas
personajes que digan sin hablar,
lo que los hombres han dado ya al olvido,
tareas ante impulsos repetidos
que ya no intentan quienes tienen vida,
tesoros que no brillan pero compran,
serenas actitudes y valores,
que no tienen ya muchos defensores,
afuera donde corre la existencia...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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