EL GOZO DE LO PURO / Poesía de José Ignacio Restrepo
SABER AMAR
Los
cárdenos prestados,
puestos en la piel por tibios goces
o por altos
reproches de las manos,
suelen llevar truenos consigo
-salados,
convergentes y sumisos-
en esos dos que son mitades juntas...
y todo lo demás no es importante.
El
vínculo de pávidos creyentes,
es de ciegos viajeros y videntes,
quienes llevan a otros
simples
unidos a su alma confiscada
deben al dios espacio sus pasos
y sus
cansancios tristes...
Pero no quienes se aman...
Esos poseen el goce de ignorar
todo lo denso,
de tomar entre las manos el pecho
que sin mención por siempre late de pronto...
que sin mención por siempre late de pronto...
Un
trozo desmadejado del inhóspito universo,
rojo como botín de carne de niño buey
y harto ya de vivir, de la vida nada sabe...
Los morados que debajo
de la piel van inflamados,
demuestran que tras el golpe
tarda algo el torpe olvido,
tarda algo el torpe olvido,
este entra sin zapatos, con las manos enguantadas
y el miedo de transigir bien pintado allí en su cara...
Sin la mano y sin el golpe la seña no tiene vida,
y la hipócrita jauría de recuerdos inferiores
y la hipócrita jauría de recuerdos inferiores
convaleciente atenúa el resto de la torpeza,
cárdenos de maldad, no hay, eso es una mentira...
lo que existen son idiotas que ponen señas peores
por que lo seres que aman
sin saber primero amar,
solo odian lo que aman
mientras repiten te quiero
dejando señas de sangre
con los puños y los dedos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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