HISTORIAS DE CIUDAD / Poesía de José Ignacio Restrepo


SARITA


Eran berridos,
berridos verdaderos de animal...
La fuerza de la ley
equivocada,
se llevaba a su madre,
lo único que en el mundo le importaba,
con esposas atándole las manos
y la rabia bregando,
la rabia que se sale sin llamar
por este mundo manco,
ciego, loco,
que solo por variar no atiende nada
y menos si en la nada hay ya razón,
que devuelva la lógica perdida
a la patria de todos,
la humanidad que pena por error...

Alabada la risa que no está,
y el calor
que le falta por las noches,
poco a poco Sarita se convierte
en la madre que su madre ya no tiene,
cuando va hasta la cárcel
los domingos,
en los ojos y la cara pone miel,
pone pan para darle por rodajas,
y se suena los mocos,
y se saca las lágrimas
por dar,
que no vayan sin culpa a disparar
sus terrores profundos,
esos miedos
que la asaltan en su cama por las noches,
no,
su madre guardará bellas sonrisas
y una lluvia inesperada de colores
que meterá en forma de espaguetis
por los huecos
del vidrio
que divide,
los destinos de dos bellas mujeres
por la ley
y la vida
separadas...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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