NO ORAR DE CUATRO A SEIS / Poesía de José Ignacio Restrepo

 
 
QUERUBÍN
 

Tiras perfectas de piel nunca domada
que amarran este grave corazón,
empujándome de pie para que caiga
en mis veredas rasas, mis cadalzos,
donde ahorco pasados aquelarres,
cierro cuartos y después boto las llaves,
fornico una vez última y convoco
a esa fe con su cara de demonio,
para que rinda cuentas
y se marche...
Saco del hondo lago mi cabeza cortada,
sacudo sin más los maltrechos ideales,
formo los fehacientes y sus rumbos
para que salten con su pértiga mis claves,
horado surcos culpables con mis manos
que de rezar sus tardías pertinencias
ya parecen muñones,
huesos tiernos,
luego
combato con lo perdido lo encontrado,
y le saco los ojos a mi gato
para que no me mire en el suplicio,
cuando le narraré en el precipicio
sobre la gravedad y sus afugias,
para vencer el vuelo de un neonato
que sin nacer descubrió
que ya era un ángel...
Préstate cartomante para obrar
como si ya supieras lo que sigue,
a tu salud yo brindo nuevamente
y me repliego a mis caros aposentos,
sordos somos los mejor oídos,
ciegos los que tienen el camino
abierto por los que videntes siempre llaman,
lerdos saben de veloces y de aptos
más que los que señalan con el dedo
lo que odian por sentir distinto,
y avaros los proxenetas del presente
donde mordazas reparte este segundo
para que calle sobre el sentido
de estas líneas,
no está de más decirles
del caminable y difícil laberinto
donde sus pasos sin peligro ya se acercan
el que eres, es pertrecho del que sigue,
en este circo hundido en el aljibe,
donde narices piden aire
con ahínco...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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