QUINESIS DEL VIENTO / Poesía de José Ignacio Restrepo
SIN PAUSA
Florecen
ciertos los recuerdos,
atados como describes,
alma que llora y a veces alardea,
perlados de humedades
compartidas,
en las huestes que siguen batallando,
los sentidos
recuerdos dando hijos,
propios, también adoptados, recogidos,
como lo hacen arbustos y matronas,
estrellas apuradas, cofres, manos
de heridas cuasi leves y las otras,
que se quedaron viendo los recuerdos
convertidos sin más y sin causante
en muñones de carne y hueso abierto...
Recuerdos, dulces,
melancólicas visiones
que entre si y entre el amo que las busca
se convierten en otra evocación,
el recuerdo del momento amado
en que vamos con vida deseando
lo que ya se marchó,
lo que está muerto...
Confiando en
la virtud de la melaza,
que a toda hambre abraza sin cuantía,
hilación de
los siglos,
rentándose en la propia carne,
heredera de milagros,
unos quietos y otros ya curados
zarpullidos sin sal que ya no duelen,
vestigios que acatan
el soñar de siglos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Zarpullidos sin sal que ya no duelen...espléndido momento ese, cuando ya no duele nada y el pasado se convierte en pasado, besos amigo. :-)
ResponderEliminarBesos de miel, Egea...Gracias por venir hoy domingo...
Eliminar¿ no es como si los recuerdos fuesen los callos del alma? islas diminutas o durezas, ¿materia muerta?.
ResponderEliminarCayos o islas, durezas bajo los pies, marchas indignas...incluso por su poder, pueden hasta ser un continente, de donde ya no sabes cómo hacer una tibia llegada, un naufragio decente, un imaginario alunizaje...Ese siempre me motiva tanto, pero tanto, tanto!!! Amada tu visita, hoy domingo, bella Anabel...
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