SOLO UN CUENTO DE PARQUE... / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
 
ESA VENUS 
CENTENARIA


Meliflua sindicación la del poniente
a la alta estatua solitaria,
como respuesta al halo quejumbroso
y a la falta de fe de su mirada,
que parece quedarse sin la vida
que hacia abajo su cuerpo resquebraja,
y ni las sucesivas capas 
de pintura que ocluye su rareza,
que  han puesto sobre todo con la fe,
de que la edad no pase por su mármol,
y aunque lo sepa el sol, los otros no,
que su inmune veteado sí es eterno,
comparado con la piel y con el verbo
de los humanos simples, pasajeros,
que se amodorran unos contra otros,
para darse o privarse de sosiego...

Venida de la Creta centenaria
la roca que de Venus tomó forma,
en las manos maestras de un pedrero,
hoy se pasa los días y las noches
elucubrando sola, maldiciendo,
por no ser de otra estirpe diferente,
no tan longeva, no tan confidente,
pues al lugar derivan casi siempre
los dolientes de amor, menoscabados,
los ebrios o tan solo alicorados,
los que yacen perdidos aún de pie,
y otros forajidos con sus cuitas,
a veces no tan largas pero si
pletóricas de penas consentidas,
multiplicadas ellas por actuar,
en contra del sentido y el buen tino,
ella hace de escucha y de paciente,
pues sufre lo que no puede decir,
por éso quiere irse a otro parque,
y la fuerza que hace al desearlo,
comenzó a fragmentar el pedestal
donde fue colocada hace cien años...

Larga diatriba en el último minuto
trae esta tarde el sol sin avaricia,
para calmar a la estatua que solloza,
por saber que la noche se aproxima,
y los fieles que no son le llegarán,
a mentir de sus rosas y claveles,
y las dañadas, tibias, pecadoras,
en los peldaños fríos sentarán
sus nalgatorios suaves y abultados
hasta que queden casi congelados,
y sucumbir a ése no sé qué
de sentirse escuchadas por mujer,
por esa Venus alta y tan hermosa,
que parece oir al que la mira,
al que suave le habla con franqueza,
acercando su cara bella y pura,
en nombre del amor y la ternura
al doliente de siempre que no sabe,
que a la piedra tallada le harán caso
y mañana estará en otro lugar,
en compañía de otras como ella,
sufridas de mil grietas temporarias,
que deben con cuidado reparar...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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