EN LOS OJOS HABITAN ESTRELLAS FULGURANTES / Poesía de José Ignacio Restrepo


LEER-TE


Hoy tengo por tarea leer viejas cartas,
de personas que fueron cercanas y queridas
y en sus letras enviaban las cosas importantes
que eran de por sí sensibles, meridianas,
y las letras visibles
los silencios amables
jugos intersticiales
columnas vertebrales
son solo hileras vastas de momentos vencidos,
glosas de amables temas sin duda descosidos,
papelotes tan altos que sus bellos colores
se ven pero sus tonos
ahora desvaídos
como agua que chorrea
humedales vencidos...

Hoy leo de corrido las letras olvidadas
que yo mismo me envié en lentos criptogramas
con el único objeto de que tuvieran vida
más allá de los tiempos,
más allá de la herida
que queda por juntar los días con las noches
y parecen decir en letras encogidas
esas cosas vehementes
cargadas de pudor,
esos silencios lentos por llorar tantas veces
contra la hoja blanca
contra el cielo fundido
que tenían mi nombre al final como soga,
como anillo o perdón,
como agua caliente...

Persigo en la lectura que los ojos se cansen,
que llegue destilada la paz de la fatiga
y se acueste a dormir en mis ojos abiertos
o remiende mis poros
estallados de ira,
o le diga mentiras de placer y ternura
al alto de mi boca que rumia un aguardiente,
persigo que se ablanden mis dolores de piedra
que acaso se abalancen
futuros imperfectos
sobre mis brazos nobles
achicados y cortos
por haber abrazado los sueños incansables
donde cabía yo y mi alma en los otros...

Y a la hora extensa,
la hora inconcebible
esa que nunca acaba porque empieza extendida,
de espanto del pasado,
de ardores sin vendimia,
en ojos derrotados de rojas intenciones
que no tienen idea de largas ecuaciones
se desprenden rutinas
de digna repitencia
prometiendo solaz a cambio de rigor,
los iris que ya saben del terror y el cansancio
deletrean de gusto el bello abecedario
solo para entender el vigor
del milagro
poder leer el antes atado del después
en la retina amable que solo intenta hablar
del qué, del cómo y el cuándo,
del derecho y envés
como cuando tu padre tomaba  en las manos
esos libros de cuentos
en el lejano ayer.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. Té, sería el complemento perfecto, da igual su aroma y fragancia... Y con su calor y la lectura, alcanzaríamos la paz, que tanto ansiamos... Por suerte para mi, yo te leo... Buen día querido José

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    1. ...aromada la huella de tu paso, que como suele ocurrir veo a lo lejos, como miran los médicos la cura con el dolor del enfermo como signo, o los simples pensadores a la luz que inflama desde adentro su cerebro...o las palabras a su larga llaga, uncida al deseo de decir, que todo marca hasta lo que aún no nace...Gracias siempre Isabel, honor le haces a este sitio con tu visita....

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  2. Bellísimas tus letras, un deleite leerte siempre, gracias por compartir tus maravillosas letras.

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