SOLÍCITA LA PIEL QUE SIENTE SIN REPROCHES / Poesía de José Ignacio Restrepo

 
DEL TIEMPO


Vestido para hallar una novia cantante
que sirva de compás para la sorda noche,
sale mi sortilegio con las manos abiertas,
en los dedos anillos de un brillo mensajero,
y en los nudillos señas de que ya no hay pelea
que convoque a mi espíritu igual a cómo lo hace
la ribera insalvable de un rápido amorío.
La pregunta camina guardada entre mi traje,
que ansía ser la sombra de un vestido ceñido,
que deje ver la forma de un cuerpo cincelado,
que lleva a una mujer caminando a mi lado...
El tiempo nos conmueve si miramos el cielo,
tan quieto, tan usual, como ciego arcipreste,
por éso se solaza la vista temerosa
en las piedras del lado, en la rivera verde,
y en el río sereno que transcurre a este lado,
sin color y sin nombre de la vida sin muerte...
Pero es la vanagloria del tema repetido,
este que abre los ojos para ir al amor,
a prendarse del tacto que busca y lo recorre,
sabe más que cualquiera del corto plenilunio,
donde vive acallada la paz y la belleza,
que todo es un regalo, que no existe fortín,
y que el paso del tiempo a todo lo consume,
la miel más adorada se nos convierte en hiel...
Tómala de la boca, que el placer no se canse,
que las manos honrosas hagan mapas en ella
y las pieles se junten de la noche a la tarde,
pues llegará el oscuro cargado de aspavientos,
pidiendo sin cesar lo nuestro como suyo,
y no tendremos más que entregar lo más bello,
dormido entre cubiertas que muestran lo mejor,
entregarlo en las manos de quien no tiene rostro,
regalarlo llorando, gimiendo como niños,
mientras se dan la vuelta los días inefables
donde fuimos felices
del alba hasta la tarde...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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