A MI BALLENA DESCONOCIDA, MUERTA HOY / Poesía de José Ignacio Restrepo



TESTIGOS MUDOS
( A Vanessa Allemany )



De que playa salina y solariega
de la que somos asiduos visitantes,
en que la arena y el agua nos saludan
apenas nuestros pies aproximarse,
somos tu y yo,
y él, y los restantes,
dueños convulsos,
atípicos y brutos,
para medir en pequeño lo gigante
y poder silenciar estas conductas
que de místicas tornaron a incipientes,
y luego simplemente
y en desorden,
se convirtieron
en faltas destructivas...

De que tinglado podrido y solitario
vienen nuestros deseos sucediendo,
amplios como la mar a dentelladas,
sin conspirar sino apenas destruyendo,
todo lo puesto por la magia Vida,
por la resaca de un buen descubrimiento,
haría falta que dios fuera un detroyer,
un gigantesco camión de veinte ruedas,
que ingobernable cruzara por las eras
de cada uno, de cada uno, uno,
y convirtiera el sueño independiente
en un incendio tamaño California,
filados todos en Baja allí mirando,
ese tenaz invento decaído
que no era nuestro
tan solo para hacer
de lo mejor lo poco,
y lo extinguido,
ese recuerdo del bello paraíso...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. Mirar languidecer ante los ojos, la vida sin par de los tesoros, los únicos, los intrínsecamente valiosos, los sostenes desde el origen de la vida, esta que ya casi desprecio, por indebida, por aberrante...
    Es tan agudo el dolor que se me clava, cuando no puedo creer lo que estoy viendo, cuando por dentro rezan sin parar las palabras: no hay vuelta atrás, no hay...
    Es tan agudo, que sólo riego, en vano intento de acompañar de honores con la mía, con sal del mar de mis ojos, sus partidas.
    Ya no volverán, mi amigo, ya no seremos igual, sólo un continuo despellejar en este envanecido infierno consensuado y popular.
    Nada más que gracias, amigo querido, sólo en un susurro...

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  2. Sentido poema que denuncia la conducta humana que suele tornar la vida en muerte de manera sistemática, ajenos al desorden que introducimos en la Naturaleza, que es nuestro medio irrenunciable porque seremos o no con ella.

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    1. ....que bueno que vienes, Fernando...pernoctamos a veces a la luz inclemente de dolores nefandos, y lo hacemos en la distancia, con las manos repitiendo, aliterados sonidos de nuestro verso brumoso...La vindicada noción de ir otro día, de sabernos vivos, a veces es tan pobre y tan baldía...Abrazos amigo..

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