PÁRPADOS CON PALITO Y NO PUEDES DORMIR / Poesía de José Ignacio Restrepo




AL BORDE


Qué veis más allá
de los linderos ociosos
que separan esta injusta realidad
del mejor y más corto de los sueños,
brocado entre taludes con cintas de almíbar
y puesto al paso de cuervos y de buitres
para que viva tan solo un mustio día...
un mustio día
de constipada quietud,
más acá del temido cementerio,
donde aguarda el sable superior
que pone fin al tiempo
de atesorar recuerdos...

Qué veis más allá,
contad,
o es que no tenéis afecto por la palabra justa,
aquella que espera ansiosa y dispuesta
en el rosado silencio del velo del paladar,
mientras sufrimos,
éso sí,
por solo tener para gastar,
hoy como siempre,
este poco de aliento
que no deja hundir la cabeza
en el dilema de nadie,
solo para aguantar la respiración,
veinte, treinta, cuarenta...

Qué veis más allá,
daos un motivo nuevo,
sibilante,
enérgico,
y dedicadle la risa del zaguán,
el miedo en mitad de la noche,
el brillo inmotivado en los ojos vacíos
tras apoyar la cabeza enyesada y sin sueño
en el vidrio perlado de la ventana,
y sentir de nuevo al volver
el pecho de ella sobre el vuestro
que se queda quieto,
y luego su mágico ronquido
más tu silente estupor,
que no te deja dormir
pero le da un sentido devaluado
a ese frenesí ya sin rigor
donde restas segundos
para seguir estando vivo...


  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. ...Y no será el insomnio de los que esperan algo más acá de lo cotidiano?... Un beso de labios poeta.

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    1. Velar frente al retrato del segundo instante, para apostar de nuevo por tu próxima caricia...gracias por escuchar desde tan lejos querida Anabel...

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  2. Ver pasar los días y noches enteras sin saber de ti, que este mundo virtual sin tu compañía, ya no es mágico, a salido de la utopía. Y yo me diluyo en el tan virtualmente como entre.
    Clic. . . .

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    1. Sin saber ni cómo ni porqué he recuperado mi cédula de extranjería, y las letras me evitan. Con todos los temas a la espera y la voz algo callada, contemplo recuerdos, maromas astringentes de repisa, saludos dados por la brisa pidiendo nuevamente que vuelva...ah, amiga, sé cómo regresar y no lo hago, mejor tomo mi bicicleta y alcanzo a ese viento de los caminos, que ahora se me parece a aquel viejo escritor con quien compartí una vez en la banca de un parque, que no se ahora dónde anda...en el parque hay ahora un gran centro comercial, que vende cosas inservibles para gente extraña. Aprecio tu saludo y te mando un abrazo querida Elba...

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