QUERELLAS TIENEN HOY LAS PIELES DELICADAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



SOLO RASPONES


Con mis aljibes llenos de sedes exhumadas,
que forman guarda luces 
para iras de amor y otros debacles,
levanto mis azares por cobrar
del suelo donde siempre se mantienen,
amarrando mis clamores revejidos
y mis hoscos silencios constreñidos,
por eras de minutos
que llamo cada rato a la cordura,
monto todo al querido guardapolvo
que va desde el salón a la cocina,
y que hace un año este día justamente,
pinté de gris pizarra,
a pesar del ataque de mi dama,
que lo quería color verde mañana,
un color que hace rato desconozco,
pues levanto mis ganas de vivir
pasado el medio día,
para no sufrir tanto
entre el querer de vivirme
y el morirme
de suave desencanto...

Con el moho cubriendo la nariz
por persistir en esa horizontal
con el suelo por molde a mi molicie
y la vista adherida ante el granito
contando los cuadrados  desteñidos
del piso hasta la alfombra,
sumo y resto mis queridas palabras
filadas, como nunca antes las vi,
aguardando que el llanto me corone
o yo lo venza a él,
como hacen los que ya son solo afecto
por todas esas cosas que cosechan,
los tactos,
los recuerdos singulares,
los otros que viajan adheridos
a ilusiones como yo,
reptantes...
el moho se hace sin pedir permiso
en las entradas gemelas que hacen ver
a la cara como estúpida cerámica,
algo para poner en la repisa
que está allí, a la entrada de la casa...

Con los ojos centrados en las manos
que me miran anónimas, descalzas,
me levanto de este suelo aborigen
y las recojo
con mítico cuidado,
para meterlas en pequeños sobres
y ponerlas de nuevo como estaban
en el mar ancho y doliente
de mi cama.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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