Y EL SENADO SOLO.../ Poesía de José Ignacio Restrepo



YO, LUNES



Y entonces...
Arropo el verbo y  lo callo para que no pregunte,
dejo en claro que mañana recibiré de nuevo todas las preguntas
que ahora lloran reacias su propia reciedumbre allí en la fila,
para luego retar de nuevo mi mirar mohíno,
escuchando mi clara reacción tardía que les ata la voz
en este día de tórridos augurios
en que subirán esas bajas estadísticas de lobregos suicidios,
de divorcios ingratos,
de estrategias perdidas en el loby de cerdos contrincantes,
de desórdenes nimios que a las diez ya valen lo que pesan...
Arropo el verbo cruel para que calle ahora que me indigna,
cuando los mil problemas que conozco se pavonéan ante mí y lo que no tengo
diciéndome "te tengo,
eres de ésos que están presos en el sucio detalle de lo micro
y no pueden, no quieren entender que esta crisis de sucios y de indignos,
este borde de negros y desastres es la azul gasolina con la que anda todo,
que ésto es movimiento,
que si salgo del juego su cuadrícula perfecta hoy mismo se rompe".
Dice que yo me presto al desajuste,
que hago parte del amplio desbalance
del que digo sucede sin mi ayuda pero no me retiro de la lupa
para poder comprar, pedir, lograr, culpar si no me gusta, colegir,
encontrar otro chivo expiatorio, echar un sucio al ojo
del que quiera mirarme, escudriñarme qué tengo en la nevera, yo qué como,
qué hay en mis basuras, qué gasté, con qué cosas hago de la higiene
el diario experimento anteseguro
y quién me enseñó la profilaxis,
cuánto vale mi muro...
Porque soy tan infame como ese que escribe contra todo
sin pelarse los cobres ni abrirse las muñecas por esfuerzo...
Amarro el verbo de oro y lo sepulto en la bolsa de ajos y cebollas
para que llore al menos por un rato,
que sé que le daré su día libre y lo veré mañana al cercenar
la mano que hoy tuvo a bien contar el ciento por ciento de los temas,
que no han sufrido cambios en diez años, o se han convertido en anatemas,
para poder saldar con mi sonrisa los débitos perdidos o adquiridos
en esta mal función de batallar contra este sin sentido de lo estable,
convencido como estoy que no hay regalo que tú no hayas pagado con dolor,
hasta el rayo de sol ya te han cobrado o suma en aumentos para luego,
cuando te metan la mano en la cartera creándote ilusiones necesarias,
que ayer no sabías que tenías,
llevándote del pelo a la frontera del país donde no hay esta paz utilitaria,
esta gris, traicionera, mercenaria
que no mide el placer con igual vara con que mide el gusto o el dolor,
sensibles o insensibles vamos todos como malditos péndulos atados
a un reloj que corre enajenado y se gasta tesoros insalvables
en segundos de parco desafuero
sin buscar soluciones y estatutos
para estabilidades cortesanas
que pretender salvar lo más valioso
mientras queman el aire en sus asbestos y nos entrega máscaras gratuitas
para cumplir nuestro paso en el museo
de sus causas perdidas...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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