VIERNES 20, CERO HORAS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


AFUERA


Resuenan dos disparos
luego nada...
El insomnio tropieza y se recuesta
un momento a la derecha
de mi almohada,
me mira con su semblante contrahecho
de predicador insigne y temerario,
lleva horas robadas
en sus labios,
resecos por coger
lo que no es suyo,
lo que otros de verdad
si necesitan,
y los ojos le lloran empapados
por culpar a este orden de las cosas,
y ninguna respuesta recibir,
el casi amanecer se está anunciando...

De nuevo dos disparos,
y silencio,
que batalla se libra, quien la pierde,
acaso ahora mismo algún cristiano
tenga dos orificios con su mano,
y cuente los segundos
por llegar,
a algún dispensario,
un hospital,
donde sepan contener las hemorragias,
pues el arte de menguarse con la luna
hace mella profunda en su reflejo,
su nombre y corazón
van desparejos,
como la vida acaso en su mirada,
que parece perderse,
mientras busca una luz
en la distancia...

Me siento,
me recuesto,
me levanto,
las voces de la calle
que a lo lejos,
repiten que hay un hombre agonizando,
me empujan a sentir
esos asuntos...
Sus niños, su mujer,
lejos lo esperan
(confiando llegará la primavera)
No saben que papá fue baleado,
que su sangre valiosa
está cayendo,
sin poderlo evitar
en el sucio y oscuro pavimento,
mientras torpe el destino
distribuye,
el resto de las cartas con cuidado,
y él tapa esos quemados agujeros
con la carne y los huesos
de sus manos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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