ACEITES DE MI ÁNFORA.../ Poesía de José Ignacio Restrepo

TRAE PREGUNTAS 
LA NOCHE


Quieres saber,
acaso somos torpes lazarillos ciegos...
Presumimos de saber el camino,
y la noche triste y el silencio
que enmudecen e intimidan
las fibras del alma son,
decimos, momentos de frío, en efecto,
y no los monstruos que derriban
el ánimo más dispuesto,
el de los más fuertes.

No somos valerosos sino suicidas,
locos temerarios que ni huellas dejamos
tras nuestro paso majadero.
Para buscar las estrellas
ensuciamos el aire
que nuestros hijos, sin remedio,
toserán  mañana.
Y ya tenemos luz dentro
pero cosemos nuestros ojos con alambre
para oxidar lo que vemos
mientras cantamos rituales de guerra,
que decimos son odas de amor,
odas a las pérdidas fatales
que se escabullen y se abandonan
sin que la historia víctima logre el olvido.

Son nuestras voces
gritos de niños cuyo padre
se corta las manos con el hacha
conque tumba el bosque,
para alimentar sus futuros fatuos,

gritos de niño que ondea banderas
de sitios caídos en desgracia,
de continentes con hambre
que alimentan faenas de esclavos,
naciendo y muriendo,
a continentes de áspera opulencia,
gritos de niño belicosamente yendo
al abrazo fratricida con su hermano,
que despertó de la noche con la fe
de que todos los demás le son hostiles.

Agua detenida,
en que veo reflejada una cierta altivez,
quizá un desdén
de un par de ojos que otra vez,
otra vez van a buscar la guerra.

Agua detenida,
veneno con apariencia de hidratante,
donde miro a mis ojos que me ven
con sentido desgano,
por intentar legalizar  el sobresalto
de llevarlos a mirar la guerra...
Este día de opaco teatro
con minutos  de asombrado  ayuno
por dos días no verla entre mi sueño,
sino hilando sus velos.

No venida de torrente,
hija de olvidada lluvia,
agua de luces venenosas
te quisieras calmasedes sin fecha
entre mi cantimplora de piel,
y acompañarme
en la tristeza que justo hoy
está abriendo sus pétalos,
tan hecha para mis ojos,
para mis párpados precisa,
y ellos que se cierran obedientes
sin querer verse cerrar en el agua.
Porque eso tiene la vida de sobra.
Desiertos y honduras
y sedes extrañas.



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. Sí , mi amado poeta yo sé , que ni tu , ni , ni muchos somos ciegos , somos solamente testigos de inhumanos habitantes de la tierra , la que a ella la destruyen día a día , en su insasiable búsqueda de fortunas desmedidas. Pero es la letra , la que forma a la palabra , y esa letra cuando asoma a la garganta , se hace , tu grito , mi grito , y el de muchos , que pedimos que paren sus destrozos y que de una buena vez , demos por terminadas tantas guerras. Y son esos niños que hoy lo sufren , los valientes guerreros del mañana que por vista tanta miseria humana en esta tierra , tendrán como meta defenderla. Y es la conciencia colectiva la llamada a pedir que amen con amor verdadero a este suelo. Después de todo , ellos , tu , y yo , seremos a futuro cercano en esta empresa , quienes con nuestro cuerpo abonaremos las raíces de futuras y frondosas selvas.¡¡¡¡¡Lamento impresionante , en su dolor , es tu poesía , que orada a mi alma sin mesura , y te doy razón entera a este quejido , que tu alma expresa , maravillosamente y por razones , más que valederas!!!!. Beso tu alma de inmenso amor repleta. Se te ama ,poeta.

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    1. ...Que soledad de solos nos abarca, nadie hace un murmullo a esta queja, más que vos y yo...nuestras almas añejas y deseosas, de cambiar algo de este fatuo rumbo...A lo último iremos entre gritos, ay, como borregos que corren al oscuro, en el sentido opuesto que sus pasos sin saber cómo ayer hicieron huella, los porqué mi dios la razón de suceder las cosas,vos y yo, igual a todos, esperando para ver como muda el verde por la nieve, agasajo de invierno, que cubrirá de hielo todo, sin dejar nada de lo bello como estaba...Gracias por venir al duelo, querida Toti, el mío, el nuestro...Abrazos..

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