UN TAMBOR QUE SE ROMPE NO ES TAMBOR / Poesía de José Ignacio Restrepo



CARNAVALES
 
 
Paños tibios sobre mi garganta
y aceites de dorada trementina
para quitar las manchas de mi piel,
y esas libras de hiel
que hay sobre el alma,
enteras las canciones del verano
se callan cuando suena la campana,
el doceavo empellón del hierro frío
cubierto desde ayer por blanca escarcha,
no esconde que ha acabado la función
y de la noche cruel
no queda nada...
Todo lo recogido está sin vida,
recuerdos del ayer en la tarima
y labios que tenían vida propia...
El eco del concierto ya está lejos,
hurgando de emoción
en otro barrio,
un carro que desliza sueños viejos
llevando sus trebejos cuaternarios
a la siguiente tórrida estación,
podrá dormir allí sus sueños puros
y mañana tocar
con hartas ganas...
Que se abran tantas puertas y ventanas
como gente que brote sin resabios,
como hoy paso aquí sucederá
y se harán el amor manos y labios,
con cada destacada aclaración,
que vestida de canción reconvenida
en forma de ideal
suene otra vez...
Yo mientras
desconozco el mundo entero
y me busco en el fondo de tu ombligo,
sintiendo, resintiendo, ardiendo fuegos,
porque saliste viva por un poco,
y en la silla de enfrente cabeceas
por el ron que se fue por tu garganta
 ahora estás quemando lo que eres,
una reina dormida casi zombie
en frente de su rey
viejo y sin dientes,
que ya no tienen duda que ha pasado
ese mejor momento y el peor,
mirándolos sin verlos por el lado...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. Pasé a buscar un recuerdo. Me lo llevo. Estás avisado.

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    1. Quedan uvas sin comer que ya son pasas... Esta mesa que es fiel y las sillas, son siempre de nosotros. Ajenas, pero siempre nuestras como las letras que sirven sin nada pedir dejando sus ecos que llegan y se maechan. Gracias Violeta. Avisado.

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