AL DIOS DEL VERSO... / Poesía de José Ignacio Restrepo


EL ABRAZO DE LA MUSA


Alcánzame del ático 
ese bello rouge, 
un nuevo verso que se avenga
entre tu boca
que cubra tus palabras y mi luz, 
yo traigo entre extasiado el corazón, 
 con tu piano de emoción
alto brincando...
Verte, tenerte, 
acaso entre mi piel hallarte, 
fósforo mortal en la platea, 
fulgores que rebanan la memoria, 
todos fuimos canción, 
tu en el umbral sin más
fuiste la gloria...

Todo pedido 
de corazón sacro domado, 
tiene desde su retícula camino, 
cuentas saldadas
y propia perspectiva; 
amores dedicados o sumisos, 
que maquillaje hicieron en la vida
tienen ventanas
o están tras los barrotes, 
hacen cantos, en sus dos silencios,
delicados trinos alzando monumentos,
que son las manos intérpretes ansiosas,
las dos manos
 pintando algoritmos a los ojos,
domesticando todo lo salvaje...

Dos que aman, 
el mismo y desértico camino...
dos que elaboran vino 
de una vid en cavernosa llaga,
cansadas ramas
pero aromática raíz, 
dos que son brazos 
del mismo árbol enorme,
lados afectos de la misma cara, 
dolores de labranza antes surtida 
caminos en la tierra brava...

Ni dios sabe su genial valor, 
cada uno su color darle quisiera, 
al jardín de carnes en tacto
contraídas,
echadas en gemela y gris mixtura
de donados albores y justificadas noches, 
pues todos allí somos
cantantes y pintores bien famosos,
cada función la mejor
en su  derroche mutuo,
nadie mejor que tu logra encarnar la letra 
al donante recuerdo 
que la invoca...

Y bellamente cubierto 
con las hojas del manual, 
en esta noche ascienden
pardos los dos por inefables versos 
la idea que anida en lo que crees,
es obra del amor ya manifiesto
pues la musa, 
la salvada musa, 
se ocupa de allanar las Serendipias, 
forjadas y traviesas futuribles, 
visiones de lo que es 
y porqué existe, 
que traen entre abrazos melodías, 
que planean hacia los dos
en vuelo libre...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Comentarios

  1. El dios del verso nace del abrazo del poeta y de su musa, unión casi hipostática de la que nace el poema, no se sabe si algo más de las manos de la musa o o ese poco más nace de los dedos del poeta.

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    1. Un tejido de maya y joyas muertas, palabras que enternecen y alimentan, eso hay por virtud aquí servido, a tus ojos del alma Fernando amigo...En todo caso, es bebida que alcoholiza, lentamente si el paso lleva prisa...gracias por llegar, hermano...

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